Con tanto humo el bello fiero fuego no se ve

Basta mirar a nuestro alrededor para darnos cuenta de que año tras año muchos de nuestros compañeros “se quedan libres”. Basta mirar a nuestro alrededor para darnos cuenta de que año tras año el CNBA se libra de una enorme cifra de estudiantes, poniendo de manifiesto una política expulsiva y elitista. Muchas veces se confunden los conceptos excelencia académica y educación de elite. Históricamente, hasta el día de hoy, nuestro prestigioso Colegio Nacional de Buenos Aires es conocido como un establecimiento de elite. Esto significa que la excelencia académica está restringida a una selecta minoría que cumple con ciertos requisitos, en primer lugar para entrar y una vez allí, para mantenerse. Desde el momento en el que uno tiene que hacer un curso de ingreso para acceder a una buena educación, hasta el momento en el que cuando uno adeuda más de una materia previa es automáticamente expulsado del colegio, se está llevando a cabo esa política que lejos de ofrecer un nivel académico para todas aquellas personas que se inscriban al colegio esperando alcanzarlo, cada vez reduce más la cantidad de estudiantes.

Estos “alumnos en calidad de libres” tienen hoy en día dos posibilidades reales: o bien se reintegran al CNBA una vez aprobadas las asignaturas pendientes y perdiendo un año, o bien se van del CNBA y continúan su educación media en otro colegio. En el primer caso, estos estudiantes se ven obligados a pasar un año sin asistir a clases, perdiendo la rutina de estudio, por lo general pagando profesores particulares para rendir las materias previas, corriendo el riesgo de quedar a la deriva, y siendo ellos y eventualmente su familia los únicos responsables e interesados en reingresar al Colegio. En el segundo caso, estos estudiantes cursan en otro colegio donde probablemente el programa escolar sea completamente distinto cronológica y temáticamente; esto puede parecer un detalle menor pero la realidad es que no sólo uno se ve obligado a volver a abordar temas ya estudiados sino que, además, esto produce un retraso a nivel pedagógico en el aprendizaje del alumno. El CNBA nunca mostró un real interés por solucionar esta situación antipedagógica a la que son forzados los chicos que pierden la regularidad.

¿Qué estudiamos?
Día a día todos observamos las fallas que conducen a las gigantescas cifras de estudiantes libres. Aquí planteamos los problemas que nosotros vemos junto con una posible vía para solucionarlos, con el fin de abrir la discusión al resto del estudiantado y poder definir un proyecto educativo que nos incluya a todos.

Cada uno de nosotros alguna vez ha cuestionado el qué y el por qué de lo que se nos enseña. Es muy probable que también hayamos pensado en alguna forma de cambiarlo, dando el primer paso para lograrlo: la reflexión. Y es que nuestro rol como estudiantes no es el que nos quieren hacer creer; nosotros como estudiantes estamos formando una actitud crítica frente a la vida y como tales podemos y debemos repensar la educación que recibimos teniendo en cuenta las críticas hacia el material leído, la dinámica de clase, los programas en general, el punto de vista desde el que se encaran, etc.
Una de las falencias mayores que vemos en los planes actuales es la falta de modernización de ciertos programas (por ejemplo el de Informática) y del correcto ordenamiento de algunos planes que se traduce en el desinterés y la poca didáctica, factores fundamentales en la enseñanza. También vemos muchas veces la falta de relación y articulación entre los planes de una materia a través de cada año y con las otras materias que lo acompañan, de forma tal que ciertas disciplinas que se retroalimentan muchas veces no se enseñan correlativamente.

Queremos abrir esta discusión a todos los estudiantes, con el fin de que sea lo más rica posible. Para esto venimos proponiendo unas jornadas estudiantiles para el mes de mayo, cuyo eje central sea esa pregunta: ¿Qué educación recibimos y qué educación queremos recibir?, y cuya resolución sea un proyecto integral de reforma educativa. Mientras llevamos a cabo estos debates, no debemos negar ni apartar las opiniones y los aportes de los profesores, nuestra media naranja intelectual, que estarán a cargo de impartir las clases de los nuevos planes de estudio y son igual de importantes que los estudiantes al generar críticas por sus años de experiencia, su dedicación por la enseñanza y comprensión del contenido de cada materia.

¿Quiénes nos lo enseñan?
En el renombrado Colegio Nacional de Buenos Aires, existen requisitos para que un docente pueda desempeñarse como tal dentro del establecimiento. Aquella prueba que, al ser aprobada, califica a un profesor para poder enseñar en el CNBA se llama concurso docente.
Hoy en día estos concursos están paralizados, principalmente por la enorme carga presupuestaria que se requiere para realizarlos, y es un problema que afecta a nuestro colegio. Por un lado por la presencia de docentes no capacitados que se encargan de formar a los alumnos, pero sobre todo, por la terrible inestabilidad que sufren aquellos profesores que no fueron concursados, y deben, cada año, rogar por ser re contratados y por lo tanto mantenerse muchas veces en la inmovilización por temor a sufrir represalias.
Sin embargo, no debemos cerrar nuestra discusión. Los concursos docentes son una instancia de filtro de profesores, y como tal, aquel que los realiza e interviene puede decidir acerca de quién sí y quién no podrá enseñarnos. Por eso es necesario que entendamos la importancia de pulir este sistema para que seamos partícipes activos e intervengamos en este proceso de examen.

¿Cómo nos lo enseñan?
La libertad de cátedra es una herramienta muy útil para recibir una mejor educación. Consiste, a grandes rasgos, en que cada profesor pueda desarrollar su enseñanza siguiendo una línea de contenido (los programas), pero con autonomía propia, tanto para focalizar o dar distintos temas, o para darlos del modo que en que le parezca más adecuado.
Si bien es un gran avance, ya que impide la restricción de contenidos que un docente considere necesarios dar, así como también logra independizar a los profesores de la línea política que siguen los programas, resulta un arma de doble filo en las circunstancias en que es aplicada.
Hoy en día, combinada con la falta de concursos docentes, produce que mientras se muestra la imagen de “libertad”, los profesores son atados a no salirse de la línea de aquellos que los contrataron y de quienes dependen para seguir manteniendo su trabajo.
Tampoco parece comprenderse en nuestro colegio que la “libertad de cátedra”, es precisamente independencia en los contenidos dados, y no una desequilibrada forma de dejar que los profesores hagan lo que quieran. Las injusticias a las que somos sometidos muchas veces los alumnos, jamás son saldadas, dejándonos con sin defensa frente a la voluntad del docente y forzándonos a hacer esfuerzos mayúsculos por lograr los objetivos que nos imponen. Más de una vez hemos visto a las autoridades del colegio escudarse tras la libertad de cátedra permitiendo abusos académicos por parte de profesores, desoyendo los reclamos estudiantiles.
Por eso, resulta indispensable el comenzar la discusión de un proyecto que transforme la realidad de nuestro colegio, superando las fallas que nos afectan directamente, y logrando una verdadera libertad de cátedra que fortalezca nuestra calidad educativa.

Vemos que hoy hay un problema al que tenemos que darle una respuesta urgente: los 230 compañeros que ya se quedaron libres. Por eso, desde [El Resto] sostenemos que la mejor solución es abrirles un nuevo abanico de posibilidades a los estudiantes en esta situación para que decidan qué camino tomar.
Pensamos que el colegio debe darle a los pibes, entre otras cosas, la posibilidad de repetir. Además, en el caso de quienes adeuden sólo dos materias y no quiera recursar todo un año, tengan la posibilidad de entrar como oyente a las clases de esas materias. Por otro lado, las clases de apoyo deben ser realmente eficientes, no una mera consultoría donde se vaya con una duda puntual, sino clases especiales para libres, con profesores recompensados con el presupuesto de la educación pública, que aborden los temas por completo y no exista la necesidad de pagar un profesor privado. Por último y cruzando todo esto, debe existir un seguimiento psicopedagógico por parte del Departamento de Orientación para estar al tanto del proceso de reincorporación y para brindar la contención necesaria.
Fuimos llevando todas estas propuestas a la Comisión de Educación, a la que te invitamos a participar para que te sumes al debate y traigas las tuyas.




Cuando la noche es más oscura…
En el año 2008 se abrieron 3 nuevas divisiones en el turno noche, dando así la posibilidad de ingresar al colegio a un número mayor de alumnos por año. Esto significó un avance en la lucha por un régimen menos exclusivo en nuestra escuela pública; y al mismo tiempo, se generaron más puestos de trabajo, tanto para docentes como para no docentes.
Por otro lado, para poder pagar los nuevos sueldos y el seguro de los nuevos estudiantes, se necesita un aumento del presupuesto. Desde aquel año en que los cursos comenzaron a funcionar, el Consejo Superior (organismo que debiera encargarse de asignarnos el dinero para financiar las divisiones), no quiere reconocer la existencia de las mismas. No obstante a mitad de cada ciclo lectivo, frente a la vergüenza pública que significaba tener profesores trabajando sin un sueldo, las autoridades de la UBA se veían obligadas a pasar el presupuesto para los profesores que se encargaban de brindarnos clase ad honorem.
Este año, ya a mitad de abril, todavía no se reconoció la existencia de las nuevas divisiones, y por lo tanto, hay una clara demostración por parte del Consejo Superior de la universidad a no reconocer ni a los compañeros ni a los docentes que asisten a esos cursos.
Si bien hoy en día es poco probable que las divisiones sean cerradas, no podemos permitir que la universidad se niegue a reconocer el avance en la apertura a la educación en nuestro colegio. Es necesario tanto el reconocimiento de estas nuevas divisiones como el presupuesto para su mantenimiento, a fin de que tengamos docentes debidamente pagados por la universidad y asegurada la permanencia de los nuevos compañeros de la noche de ahora en adelante y para siempre.
Este miércoles es la primera reunión del Consejo Superior, y allí se tratará este problema, por eso es necesario que tomemos postura y luchemos para que no se pueda seguir intentando achicar el turno noche. Es nuestro derecho y obligación hacernos escuchar, por eso esperamos que todos podamos marchar el miércoles 14 a la sesión del Consejo Superior de la UBA, en reclamo de una educación gratuita e inclusiva.
Estemos presentes, mostrando nuestra fuerza y convicción, para que quienes tengan la intención de cerrar las divisiones, sepan que no lo vamos a permitir.

Te invitamos para charlar todas estas cuestiones y todas las que te interesen a nuestro plenario el Sábado 17. Para contactarnos podes acercarte a:
Turno mañana: Monto o Amy (2º3ª)
Turno tarde: Ocho (6º Humanisticas) o Pauli (4º6ª)
Turno Noche: Pascu (5º12ª) o Gasti (5º11ª)

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