Los lápices eran de colores (y siguen escribiendo)

Finalmente, luego de la esperada reunión del Consejo de Convivencia del Turno Noche, los estudiantes decidimos en asamblea tomar el Colegio. Fuimos motivados por las arbitrariedades que se vienen repitiendo de parte de las autoridades desde hace ya demasiado tiempo, enfrentando nuestro derecho a militar y a organizarnos como claustro. Estas arbitrariedades encontraron su punto final en una reunión de Consejo realizada a espaldas de las mayorías, en medio de aprietes, burocrateadas y ataques directos a nuestro Centro de Estudiantes.

Sin embargo, comenzaron mucho antes.
Hemos sido privados del derecho a marchar por la memoria de nuestros compañeros desaparecidos y, por sobre todas las cosas, hemos sido privados del derecho a marchar por nuestra educación y por una sociedad mejor. Aunque su intención sea escudar las sanciones y las faltas aplicadas a los estudiantes detrás del reglamento, cada una de las autoridades de nuestro Colegio sabe que la ambigüedad de sus acciones solamente nos deja una conclusión posible: fuimos castigados por luchar. El discurso de los límites no tiene validez para un movimiento estudiantil que permanentemente debe mantenerse en pie de resistencia, y que ha encontrado históricamente en la lucha y la organización la única forma de hacer valer sus reclamos. Después de semanas de debate, sentimos que esta medida es un acierto: los estudiantes que decidieron tomar el Colegio, lo hicieron fruto de su conciencia y a su tiempo.

En este momento, nos encontramos en medio de una toma que tiene como objetivo imponer las decisiones del claustro estudiantil, pidiendo que se retiren las faltas y sanciones y que se contemple la participación del Centro de Estudiantes en el calendario escolar. Frente a nosotros, las autoridades y sus listas de chupamedias se disputan para ver quién es más mano dura, acusándose de incompetentes entre ellos.
Lo que estamos haciendo es plantar nuestra voz y pedir que la discusión no sea sobre formas, sino sobre contenidos: nuestros reclamos son la expresión de la mayoría. González Gass, los vicerrectores y los profesores reaccionarios no hacen más que probarse entre sí quién posee más autoridad para satisfacer a un Consejo Superior preocupado. Pedimos humildemente a todos los docentes y no-docentes que quieran mantenerse fuera de una política de aprietes y entreguismo que nos comprendan y nos apoyen en nuestra lucha, y nos aporten sus ideas y sus fuerzas para continuar.

Desde [El Resto], pensamos que la organización de los estudiantes no debe ser solamente tenida en cuenta dentro de la institución, sino que es imprescindible para nosotros mismos y el futuro de nuestra sociedad. Los jóvenes somos los responsables de garantizar una educación pública y gratuita, los responsables de inmortalizar y continuar las luchas de nuestros caídos y, además, tenemos la gran tarea de construir un mañana justo y para todos.
Debemos confiar en la potencia de la organización estudiantil, que siempre nos dio tantos resultados positivos al gran conjunto de los estudiantes de Capital Federal: en el 2006 frente a las autoridades, en el 2007 por la democratización, en el 2008 a los secundarios frente al recorte de becas de Macri, etc.

Nuestra tarea es reafirmar al Centro de Estudiantes como el espacio de creación conjunta que nos debemos dar. Creemos que o innovamos o morimos, que el futuro está realmente en nuestras manos
, y que los lápices que heredamos de nuestros compañeros no son grises y para escribir en un examen, sino de colores y para dibujar una realidad mejor.

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