Llegó el invierno pero no llegó el gas


El presupuesto educativo destinado a escuelas públicas llegó a la reducción de un 50% desde que Mauricio Macri asumió como Jefe del Gobierno de la Ciudad.

Como respuesta al recorte, el movimiento estudiantil se puso de pie y, desde hace varias semanas, viene organizándose en reclamo de los derechos que le pertenecen: condiciones dignas de estudio que signifiquen la realización y la reactivación de las obras edilicias en los colegios, junto con las viandas y becas para aquellos que las necesiten.

Hoy por hoy en más de 45 escuelas no hay gas, en el Normal 1 hay ratas,  en el Mariano Acosta se volvió a caer un pedazo de fachada, en el Fader tienen que usar baños químicos y la situación se repite en la mayoría de los colegios.

Ya se realizaron dos marchas muy grandes con la Coordinadora Unificada de Estudiantes Secundarios (CUES), desde Plaza Pizzurno a Jefatura de Gobierno. A su vez, nuevas formas de reclamo fueron saliendo de los colegios: en la última marcha se representó el enjuiciamiento de Macri en la puerta de Jefatura, como así también algunos colegios comenzaron con la movida de hacer festivales.

En este marco, se planteó desde la Coordinadora, sobre la base de los mandatos surgidos de distintos colegios, una serie de cortes zonales en distintos puntos de la capital. Dichos cortes se unificaron en el ministerio de educación con más de 400 estudiantes el pasado jueves 24 de junio.


Violencia es Mentir

Luego de realizar cada corte zonal, todos los colegios se movilizaron hacía el Ministerio de Educación Porteño. La columna entera de colegios cortó todo Paseo Colón entre Alsina y Moreno. Se sentía un clima de bronca: los pibes están hartos de que se caigan los techos y no haya estufas ni gas, de las viandas que llegan en mal estado –si es que llegan- y un Gobierno de la Ciudad que sigue ignorándolos. La bronca se sentía por el malestar del día a día y, para agravar la situación, cuando llegaron los compañeros de la zonal oeste contaron que un efectivo de la federal les había tirado gas pimienta cuando se estaban movilizando hacia el ministerio de educación, en el subte.


Ante esto, la respuesta del Ministerio fue el ofrecimiento de una reunión con el famoso “Max” (un funcionario con un cargo menor, con quien ya nos hemos reunido y, además de muchas promesas, todavía no nos dio ninguna solución) en la cual solo podían participar cinco personas, es decir, ni siquiera un representante por colegio.

Se realizó una asamblea que decidió entrar al Ministerio de Educación. Sin levantar el corte de calle, se violentó la puerta del establecimiento hasta que finalmente se rompió y dio acceso al establecimiento. Se realizó una sentada de manera pacífica pidiendo explicaciones al ministro de educación Esteban Bullrich. Lejos de dar la cara, quien otra vez se presentó fue “Max”. Este personaje simplemente intentó justificarse ante las cámaras presentes, negándose a comer una vianda que los chicos le alcanzaron para que probara, y tergiversando datos hasta que se fue sin darnos ninguna solución, una vez más. El estado de asamblea permaneció un tiempo más, y en vistas de que no se atendieran los reclamos, decidió levantarse y acordar cómo seguir en la siguiente reunión de CUES.

En Desde Bolívar, [El Resto] y la UPC apoyamos la lucha de nuestros compañeros y entendemos la entrada al Ministerio como un paso importante del movimiento secundario; es también un grito de furia: no nos vamos a quedar de brazos cruzados, vamos a salir a pelear por nuestra educación, la educación pública y popular.

Ahora bien, también queremos plantear que la violencia por violencia en sí no es el camino que buscamos: esa bronca que tenemos hay que saber encauzarla en un plan de lucha que se discuta en cada colegio y en cada aula; en una organización fuerte y sólida que nos de seguridad ante cualquier situación de riesgo. Ya tenemos el grito de furia en el cielo, ahora hagamos que esté en la boca de cada uno de nuestros compañeros.

Creemos fundamental ir a cada colegio y hablar con todos los pibes para contar lo que verdaderamente sucedió: es hora de masificar la lucha llevando una fuerte campaña contra-informativa que desmienta las tergiversaciones de Clarín y de los grandes medios de comunicación, que nos acusan de formar parte de guerrillas chavistas, de formar parte de Quebracho; pero nunca hablan de los verdaderos reclamos que llevamos adelante.


No permitamos que los medios de comunicación corran el eje de nuestro reclamo: queremos la restitución del 50% del presupuesto educativo recortado; queremos la realización y la reanudación de las obras; queremos las viandas y becas para estudiar en condiciones dignas.

¿Cómo seguir gritando?

En el marco de la discusión de un plan de lucha, dentro del colegio y en la Coordinadora charlamos la posibilidad de la realización de dos actividades más de cara al cierre de la primera parte del año -con las vacaciones de invierno que se vienen en tres semanas- que incentiven la participación de todos los pibes y se encargue no solo de mantener vivo el reclamo, sino de hacerlo más grande y más fuerte: un festival junto a otros organismos de derechos humanos y un “guitarrazo” de los secundarios.

Desde la UPC, [El Resto] y Desde Bolívar creemos que estas dos actividades son grandes oportunidades para lograr la masificación de la lucha, la fomentación de una conciencia real y un verdadero interés y la llamada de atención no solo a nuestros compañeros, si no al resto de la sociedad, para así poder lograr un movimiento estudiantil y social fuerte que le arranque nuestros reclamos al gobierno de Macri: hasta que nos devuelvan el presupuesto no paramos.

Vení a marchar con todos los secundarios el jueves 8 de julio para que el Gobierno de la Ciudad “deje de guitarrearnos” con mentiras y sumate al festival que se va a estar haciendo el 15 de julio.

Es hora de masificar lo que está pasando no porque seamos pocos sino porque tenemos que ser todos.


UPC [El Resto] Desde Bolívar

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